3º Rally Internacional Motos Clásicas de Colombres 2014 |1

Por la noche el aparcamiento del hotel era un auténtico museo. Todo el fin de semana se podía deambular por él viendo motos increíbles, sidecares, inventos, auténticas leyendas y un montón de máquinas con mucha solera.

Norton Commando en Colombres 2014

Para nosotros el finde empezaba el jueves, con lo que llevaba mucho tiempo deseando pisar ese día y toda la semana con el ojo puesto en él: dan lluvias, y mucho! y eso es Asturias, prepara mono de agua, cubre botas, cubre guantes, cubo para achicar y todo lo que se te ocurra que la cosa se perfila bien mojada.

Día 1 (9 Octubre 2014), Jueves, Madrid-Colombres.

Salimos temprano, a las ocho estábamos chupando atasco saliendo de Madrid dirección Valladolid: mojados, sí, pero antes de pasar por Mojados (Valladolid) ya había dejado de llover.



Tomamos un desayuno de los de lanza en astillero, huevos fritos con lomo y un café gordo. Decidimos tomarnos la ida con calma, porque tantos kilómetros en lluvia continua puede llegar a calar (aparte de lo cansado y lo peligroso). De hecho, estábamos más nerviosos porque no queríamos que se convirtiera en otro Albarracín.

Clásicas de Colombres 2014

Mucha agua saliendo de Madrid y en toda la primera mitad del viaje.

El caso es que a mitad de día la cosa se fue secando y terminamos el viaje con una sonrisa en la cara: al norte no llovía, es más, hacía un día espléndido. ¡Óle!

Nos alojábamos en un hotel entre montañas y en la propia playa en La Franca, uno de los que colaboran con la organización del MC Indianos. Un emplazamiento idílico en un hotel que se ve que ha tenido tiempos mejores, pero que aún goza de buena salud. Sólo con el entorno ya merece la pena ir a verlo, de nombre Arcea Hotel Mirador de La Franca. De bienvenida sidras, quesos y una siesta.

Arcea Hotel Mirador de La Franca.

Araña astur

La araña asturiana: ¿quién puede negar que esta araña sea astur?

Por la noche acudimos a la cena reunión de participantes en el polideportivo de Colombres. Un poco violento para los tímidos encontrarse codo a codo alrededor de las mesas para picar. Lo bueno es que todo el mundo está abierto y deseando hablar con el resto. Todo el mundo muy amable y buen ambiente: costillas, tortillas (una de chorizamen, increíble), cervecitas, embutido, un poco de todo.
Lo curioso es que en la puerta del polideportivo, ¿cuántas motos había aparcadas ante la reunión de moteros? ¡Una! ¡sólo la mía! todo el mundo llegó andando o en furgo/coche, dadas las condiciones atmosféricas y las joyas de dos ruedas que trae la mayoría eso es lo que primaba.

Por la noche el aparcamiento del hotel era un auténtico museo. Todo el fin de semana se podía deambular por él viendo máquinas increíbles, inventos, sidecares y un montón de motos con mucha solera.
El jueves, salvo una Triumph Tiger XC actual, la mía era la más moderna ¡y tiene veinte años!

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Y las que nos encontramos por el camino…

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Día 2 (10 Octubre 2014), Viernes. Ruta del Corzo y la Corza.

Tras un brutal desayuno-buffet tan lleno de comida como de aficionados a las clásicas, el viernes partimos a las diez a la plaza de Colombres, de donde salía la quinta ruta de la semana, la “Ruta del corzo y la corza”, la que dicen más bonita de la reunión.

Tras babear un poco y reconocer a un 75% de ingleses, 15% de franceses y 7% de españoles (3% de otros), salimos con puntualidad española en un enorme grupo desparramado por las carreteras hacia el interior de la península.

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La ruta deambuló entre montañas, paisajes increíbles dignos de los Alpes o Pirineos, sin nada que envidiarles, atravesamos túneles excavados en roca, peinamos cascadas y escalamos y descendimos durante horas.

Cada uno a su ritmo, la gente paraba a re-sayunar, se hacían grupos, adelantamientos, etc. Nos reunimos todos en un alto con unas vistas increíbles a tomar los “aperitivos” que el Motoclub Indianos nos tenía reservado: variedades de bocatas, de bebidas (refrescos, cervezas y vinos), quesos, pan, bollos, etc. y a charlas entre todos. Aunque estábamos dispersos picoteando o sentados en el cesped, allí había un 90% de puretas, así que no se andaban con tonterías: sillas para terracear como Dios manda, un café el bar y lo que apeteciera. Al fin y al cabo hacía un día espléndido y la mayoría disfrutaba de unos días de vacaciones lejos de los días lluviosos de casa.
El sitio desde luego estaba bien elegido, en lo alto de la montaña, una casona de piedra con terraza y verde por todas partes. El lugar se llama Viviendas Rurales Peña Sagra, en Cahecho, para el que esté pensando disfrutar unos días por la zona.

Viviendas Rurales Peña Sagra, Cahecho, Asturias

Viviendas Rurales Peña Sagra Cahecho, Asturias.



Con la barriga bien llena continuamos viaje. Poco después del receso, adelantamos una de esas BMW de los años treinta y justo antes de adelantarle, su tubo de escape no puede más y se suelta del chasis.
Empieza a arrastrar contra el asfalto ante semejante sonido, su dueño y nosotros mismos nos damos cuenta y paramos en la cuneta. Hablo con la BMW que iba delante y que también ha parado y confirma que debe habérsele soltado el tornillo que une el tubo al chásis; al poco tiempo paran más motos a echarle una mano (afortunadamente, ya que me había dejado casi todas las herramientas en el hotel) y nosotros continuamos ruta. Todo esto está en el siguiente vídeo:

Tras seguir las indicaciones que la gente del MC Indianos tenía en los puntos más difíciles del recorrido (un gran “hurra” por su organización), nosotros les acompañamos hasta el punto más lejano y en Fuente Dé nos dirigimos ya de vuelta, unos 50km hasta casa atravesando el Desfiladero de La Hermida.

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Vacas asturianas en la carretera

Vacas asturianas en la carretera.

Asas en la cintura y 'roadbook' en la espalda

Ojo al invento:
asas en la cintura para las motos que no llevan propias y roadbook en la espalda del jamelgo, para ir cantándole los cruces y que no desvíe la mirada.

Estaba ya un poco cansado y se me hizo largo. El entorno seguía siendo increíble y las carreteras un auténtico paraíso moteril, pero tras el viaje del día anterior finalizamos la jornada con cinco horas de moto. Mi chica y nuestros traseros pedían un poco de calma.

Además a mediodía llegaban unos amiguetes y no pudimos estar con ellos sin pasar por una siesta de carácter urgente.
Esa noche visitamos el restaurante de la organización, el Hotel Restaurante La Parra, en La Franca, y cenamos ligerito.
Esta noche recogimos los enseres de los amiguetes en la antigua oficina de turismo de Colombres, sede del MC Indianos, y en la puerta pasamos un rato hablando con un chico que nos había prestado ayuda tras romperse uno de nuestros dorsales para las rutas.

Resultó que corría las carreras del día siguiente, que había participado en las carreras de clásicas de La Bañeza ese mismo año y que su nombre era Rodrigo Zaragoza García. Con una OSSA verde Kawa, nos dijo que correría mañana.

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