Alpes franceses, suizos e italianos (Parte III)

Venimos de la Parte II.

Chamonix, al pie del Mont Blanc. Justo ese día terminaba el “Ultra trail du Mont-Blanc”. Una carrera por etapas, durísima. El pueblo se viste de fiesta y el turismo, ya espectacular, se multiplica.

La famosa imagen señalando el Mont-Blanc. Dando un paseo… No es que costara respirar pero sí teníamos la tripilla un poco rara. Quizá por los 3.842 metros, quizá por la botella de vino de la cena 🙂

Nuevo destino, Thonon les Bains, Francia. También a orillas del lago Lemán pero en suelo francés. Sólo se diferencia de sus vecinos suizos por la moneda y quizá el precio de la gasolina.

Un pueblecito muy mono y, aunque en principio nos pareció muerto, tiene mucha vida, mercadillos, terrazas, tiendas, restaurantes, puerto deportivo, etc.

Thonon les Bains, la casa consistorial con sus banderas.

Ni una 600 vi, todo 1000 y bien nuevecitas, pa´eso son los ricos de Europa.

Cenamos mirando al semi-mar viendo un precioso atardecer, pero fue haciendo fresquito de más y nos volvimos al hotel tomando un funicular para evitar subir una cuesta, ¡qué señoritos!

Al día siguiente nos vamos de excursión! vamos rodeando el lago lago Lemán y vemos pueblos como Evian les Bains y San Gingolfo.

¿Dónde vives? En San Gingolfo. … ¿en serio?

El precioso castillo de Chillón, al ladito de Montreux, sobre el lago Lemán. Merece la pena la visita. Poca broma, las visitas guiadas son por Ipod.

En las mazmorras del castillo de Chillón estuvo prisionero un montón de años Lord Byron. Pero no fue el único, ni mucho menos.

Montreux, Suiza. ¡Vamos a comer! Montreux, aquí comimos. Por ahorrar fueron unos bocatas y unas cervecitas locales. Ojo, esto es Suiza, aquí no se ahorra ni de coñia. Montreux y su parte del lago Lemán, precioso.

Detalles, detalles, detalles.

Hacía calorzote pero estaba prohibido el baño (¿?). Este señor se dio un chapuzón con patos y cisnes y se quedó tan a gusto. Había dos o tres bancos donde la gente tomaba el sol y un parque tan largo como cuidado y bonito. En fin, calidad de vida.

Y nosotros dejamos los cascos enganchados a las argollas de debajo del sillín que suelen tener las Hondas. También un equipaje de chupas y espalderas sin cadena porque se nos olvidó. ¿Y qué? pues nada, que si no es suyo no lo tocan, tan sencillo como eso. Igualito que en España o al menos en las grandes ciudades. A la vuelta me contaron que a mi cuñado le había robado el baúl entero de un scooter. Qué vergüenza de actitud.

¡Un saludo pa´los mentados!

Dejamos la ribera del lago y nos dirigimos hacia otro. El gran Interlaken nos impresionó mucho menos de lo esperado, y es que ya llevábamos una buena ración de lagos y enormes rios. Azules los franceses, grises los suizos, anchísimos todos.

Paramos a comer en el extremo oeste de Interlaken. O más bien en la lago del este de la ciudad. Es enorme y está habitado por patos hambrientos!

Allí nos hicimos unos bocatas de cosas de un super. Intentando compensar el excesivo gasto que habíamos hecho hasta la fecha. Y es que Francia comimos y vivimos fetén!

Una nacional cortada con semáforo y barrera para el paso de un cercanías.

Suiza es lo que te imaginas: los campos de Heidi, valles verdes, montañas como las de la foto, casitas típicas, cortesía, precios caros, etc.

En alguna parte de Suiza de camino hacia no sé dónde. Un desayuno caro y no muy bueno, pero muchas flores 🙂

Seguimos en la de la Parte IV.

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