Adiós a un año de mierda

Hablemos de motos, hablemos de “vender la moto”, por dónde pueden crujir y hasta cuándo.

Compré mi actual TTR en agosto de este fatídico año 2020. Haciendo caso a todo aquel que puso a parir mi compra de la Kawasaki KLR 650, fui justamente buscando la confianza en lo japonés más fiable. Quería mucha disponibilidad de piezas y mucha variedad en accesorios, justo lo que me había faltado con la KLR: chuches, piezas, recambios, etc.

Yamaha TTR 600 RE posado en el campo
Sube y dale mango ¡va!

Así que fui directo a Honda y su antiguo (y anticuado) “Honda es Honda” sí, pero mi opciones se reducían a una: XR 650, el motón.

Sí, es un montón y estuve dedicándole muchas horas (de las de confinamiento que valen por dos), a buscar una unidad confiable, bien tratada, con no mucho uso y lo más moderna posible. Al final y tras estudiarme la situación y todas las unidades disponibles del país (que no de mi ciudad), empecé a dudar con el tema del arranque a patada: Ya, que no es la moto, que es la técnica, que es fácil, que no, que como te pille en una trialera y le dé por no arrancar te vas a quedar más tirado que la puñeta. Que no, que arranca a la primera, que haces “click”, que das siete patadas y luego… que hay una corriente de XR´s que salieron con la instalación de arranque con el botoncito mágico de aquella empresa italiana. Que sí, ¡¡mucha suerte encontrando la aguja en el pajar!!

Y luego que si no iba a ser demasiado moto para mi uso, que esas las usaban en los raids, que tiene suspensiones crema y potencia a rabiar… así que con gran pesar de mi alma, ahí se quedó la idea de la XR y la preciosa Honda roja como la bestia que nunca fue mía.

Y procedimos con la siguiente en confianza: Yamaha.

Yamaha TTR 600 RE posado frente a la presa
Un posado

Por mi idea de moto descarté la XT al ser demasiado parecida a mi ex KLR por peso y potencia. Confianza a tope, eso sí, las cosas me llevaron a fijar en la TT 600. Bastante desconocida para mí hasta no hace tanto, mi amiguete Manuel y el Komando Pupas me acabaron de convencer: “Bienvenido a la simplicidad mecánica!” me dijo al comprármela.

No voy a seguir con la criba, imaginarás que por mi cabeza pasaron fichajes como la incombustible DRZ 400, KTM´s 640 y 690, Husqvarnas, etc. Pero en la TT 600 RE confluían ligereza, fiabilidad, calidad y jierrismo, que ya sabes que me gustan mayores.

Yamaha TTR 600 RE posado en el campo
Disfrutando como un niño pequeño

Mi Yamaha TTR 600 RE

La decisión está tomada, así que dale, vete en tren y vuelve en ella a unas tres horas de casa, con el culo-carpeta pero feliz, orgulloso y satisfecho de por fin haber terminado y hecho una buena compra! [Mi nueva Yamaha TT 600 RE!].

El vendedor me dio confianza, nos echamos una cervecita y todo! me dio otro escape y varias piezas, la moto pintaba nuevecita. Fetén, por fin un tipo majete y sincero.

Vamos a tantearla: en la primera salida me junté con dos cracks en su terreno que me llevaron por una ruta algo más exigente de lo que yo buscaba: sólo quería tantear la Yamaha, ya sabes, sentir las suspensiones, el motor, ver de qué pie cojea… Y lo vi, vaya si lo vi!

Yamaha TTR 600 RE tumbada en el barro
Retozando en el barro, 165 kg pesan menos que otras, pero pesan…

En cuanto empezaron los baches comencé a sentir un olor a gasolina que no sabía de donde venía. Escuché un ruido raro y algo trabado en la rueda trasera. Así que paré e hice control de daños:

Lo primero es que necesito una parrilla de equipaje (y no iba a ser tan fácil encontrarla como yo creía) porque la bolsa de herramientas se ha deslizado, puesto boca abajo y ha terminado atrapada entre el basculante y los tacos. Con resultado de una bolsa reventada y un reguero de herramientas camino arriba que fui recogiendo, seguro algo me dejé por ahí.

Lo segundo es que el olor no venía del monte, el tapón de gasolina no cumple su cometido. El depósito lleno y los baches rebosaban el líquido combustible por el depósito. Tuve que ñapearlo con un pañuelo que absorbiera el sobrante, evitando que deslizara por el depósito. Este problema aún sigue sin solución, ya te contaré…

Otro asunto que me resultó difícil de reconocer es que en las cuestas abajo empinadas, de esas que dejas trabajar al motor y retener a tope, en esas que es cuando más lo necesitas, parece que salta la marcha y se pone ¡en punto muerto! flipas! ya, lo sé. Y no te digo dónde se te ponen en según qué situaciones.

Ni idea, sigo en observación porque el tanteo mecánico lleva profundidades abismales de las económicas oiga, así que mejor vamos a estar seguros antes de hacer trabajar al Rober.

Salvo por esos detalles la moto fue bien, globalmente mejor que la Kawa (por peso y suspensiones así en general).

Empiezan los problemas…

Así que empecé a dejarla al gusto, quitar bombilla de led, que a las autoridades no les gusta y canta mucho, cambiar escape ruidoso por el de serie, parrilla, pantalla, cambio de aceite y filtro… Y ahí tocó cambiar las juntas de la tapa del filtro de aceite, se notaban manchas de un reguero de aceite que salía de ahí. Yo las cambié, pero resultó no ser las juntas ¡sino que uno de los tres tornillos estaba pasado!

Yamaha TTR 600 RE desmontada en el taller mecánico
Desmontar es fácil, ya sabes…

Así que visita al taller porque yo hasta ahí llego. Aprovecho y me hace un apaño con una junta de plástico para el tapón de gasolina, me instala entradas de USB, me quita el cuenta revoluciones (que no funciona) y, como me había dejado de arrancar y tuve que recargar la batería tras varios fallos de contacto, de paso me pone un cortacorrientes para evitar posibles fugas.

grua remolcando moto Yamaha TTR 600 RE
He visto más tiempo a la Yamaha ahí arriba que montado

El asunto de la batería nos llevó a hasta tres llamadas a la grúa y consiguientes visitas al mecánico, incluso una a domicilio porque parecía ser alguna chorrada, pues nop: no arrancaba por el relé del manillar (y perdía las luces largas), inspección de la instalación eléctrica, posibles cortes y finalmente cambio de batería.

Chújcame la shippa

Y entre las restricciones coronavíricas y los fallos de la Yamaha, los meses pasaban con una sola salida por lo marrón (qué vergüenza, man). Hasta que finalmente y ya casi a mediados de diciembre, los astros se alinearon y pude llevar a cabo la segunda salida con la TTR.

Se ve que no se alinearon demasiado, no sólo tuve que salir solo, además estaban cerradas las fronteras de la comunidad, en Madrid somos muchos y está prohibido el trail así que bueno, salidita de contacto y calentamiento por pistas sencillas.

Botas de enduro una de ellas cubierta de aceite
Hidrata tus botas para mantenerlas nuevecitas

Ahí sí reconozco que me lo pasé como Márquez en los coches de choque, charcos, barro, piedras, cuestas, cazadores, lo típico.

Comida y zumbando para casa por un último paso por campo. Vale, según empiezo a pisar tierra una nube blanca me cubre (no había charcos, no podía ser vapor). Paro y observo que algo ha estallado en el motor y ha escupido aceite hacia fuera (mi bota bien hidratada, oiga).

¿En serio? no me lo podía creer.

Yamaha TTR 600 RE con escape de aceite
¡Bum! y el aceite explotó, todo pringó y a la grua esperó

Perooo ¿qué pasó? por qué explotó el aceite? de dónde? qué comiste? Ya te seguiré contando más adelante que el artículo se queda largo.

Chacho, felices fiestas y a disfrutarlas con los que puedas pero cuidao, con bozalillo, que todos queremos seguir saliendo con las motos, ¡¡¡si no se rompen!!!

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6 respuestas a “Adiós a un año de mierda”

  1. Lluis dice:

    Enhorabuena por tu compra!!! Seguro te llevarà a muchas alegrias! Los que buscamos hierracos monos de 600 cada vez somos menos….

    Yo al final me quedé una Suzuki DR650SE, 45CV, 147kg en seco. Arranque electrico y motor refrigerado por aire/aceite. HAY MUY POCAS!

    En 4 años, 2 transpirs, 15 días en Marruecos y usada a diario para ir a trabajar, ninguna, y repito, ninguna averia. Eso si, cada dia más extras 🙂
    Es de lo más robusto que he visto. Y una fiabilidad inigualable.

    Es una moto que actualmente se vende tal qual des de que salió en 1996 en el mercado americano, australiano y suramericano, algo alucinante la verdad… por algo será,…..aqui no por terma contaminación… lastima que no les pongan una inyeccion a este tipo de motos en europa….

    Aqui se encuentran varios modelos RSE y R pero muy pocas SE que fu el el ultimo modelo y el que se ha mantenido inalterable 25 años!

    Si nunca le quieres dedicar un post ya sabes,… 🙂

    un saludo!!!

  2. Jaume Segui Soy dice:

    Por todo lo que cuentas la moto debió estar bien castigada, así que por lo menos espero que te saliera barata. Un buen amigo mio tiene una igualita, me dijo con la boca pequeña que me la vendía y me mandó una foto y tan sólo por ver lo reluciente y guapa que la tiene me la compraría aunque ya tengo moto. Por lo que me ha dicho es un potro salvaje, que eso no es cualquiera que lo puede manejar…. que hago, me la pillo??

    • RaJ dice:

      Qué tal, Jaume!
      La moto no es para nada violenta o demasiado potente, al contrario, es fácil de llevar, ligera para ser trail de cilindrada media (son 43cv para 165 kilos) y tiene una mecánica muy sencilla.
      A mí me daba miedito la XR pero cuando probé la TTR de mi amigo Manuel me pareció mi moto de toda la vida y eso que tenía un piñón con un diente menos!
      Sí es de tu amigo pruébala, seguro que te va a gustar, todo depende de las motos que estés acostumbrado a llevar.
      Sobre los problemas mecánicos estoy seguro que se tratan de esta unidad,no de todas las TTR.
      Un saludote y felices fiestas!

  3. Luis dice:

    Aún sintiendo que sufrieras tantos contratiempo he de reconocer que me has robado unas cuantas risas!!! Que en los tiempos que corren son escasas
    Muchas gracias por tu texto ágil y divertido
    Un saludo

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