Buscando trail ep 01: Carretera y campo

No importa la moto, aquí apesta a aceite quemado y gasolina, eso espanta a quien no le interese, entra y sigue leyendo.

Digamos que he conseguido acceso a una casa de pueblo en la que puedo pasar algo de tiempo. ¿Dónde se te ocurre un sitio muy de moto…? Gredos? increíble, mejora eso: cerca del Puerto del Pico? ¡¡qué cabrón!! algo más motero que eso no se me ocurre. De las mejores carreteras del país y en uno de los mejores entornos naturales en cuanto a montaña y bosques, pimpampúm ¡chapó! te ha ha tocado la lotería!

Moto de frente en medio del campo
La TTR al final del camino

Día uno pues, gracias a mi amiguete Sergio he podido traerme la moto de campo a la casa. Las estancias allí y los paseos en coche sin tener moto en esas carreteras estaban acabando conmigo, puta tortura oye (era como llevar a un niño sin piernas a una cama elástica, algo de mal gusto). Y la visión de trescientas motos al día los fines de semana que vienen de los alrededores a disfrutar del puerto, no hacen que mejore de esa enfermedad.

Llegamos pues como decía al día uno. Finde de invierno soleado, de esos que amanece de hielo y nublado y a mediodía vas en camiseta tomando cañas de terraza en terraza.

Como si estuviera de viaje, es la primera vez que no tengo que vestirme de torero, andar por la calle un rato hasta el garaje y echarme como mínimo tres cuartos de hora hasta el campo o la zona de curvas de turno. Por primera vez me visto en casa y salgo de ella con el casco puesto. Cierro la puerta y la moto me espera a un metro. Arranco y la primera curva de las buenas está a doscientos metros (cómo flipé en su día en una concentración de motos en Jaraíz de la VeraCáceres – al comprobar que las curvas también empezaban justo a la salida del pueblo, increíble).

yamaha ttr 600 frente a la Cruz del Rollo en un pueblo de Gredos
Posando frente a la Cruz del Rollo, de la que colgaban cabezas

Salgo a la carretera principal, de esas nacionales que cortan el pueblo en dos (vieja escuela) y acelero buscando la primera curva. Una alegría me viene de dentro, un gustito, un placer que no está en mi naturaleza de repente me invade. Acelero fuerte, subo bien de vueltas y corto gas justo antes del curvone – ojo, que está fresco el asfalto y tú, que los neumáticos no llevan ni quinientos metros y llevas unos tacos que no son precisamente buenos en carretera – me coloco en la trazada perfecta, inclino fuerte y recorro la curva como un compás. Enderezo y aprieto para la siguiente contra curva, ahí al lado, de nuevo trazo, inclino pero sin cortar gas, voy abriéndolo progresivamente hasta apretar fuerte en la recta que viene. Un disfrute pleno y llevo cinco minutos fuera de casa. ¿Dónde has estado toda mi vida?

Yamaha TTR 600 posando en medio del camino en Gredos
El pico de El Torozo te mira al fondo

La misión de hoy es ir a por gasolina y tantear todos los caminos de tierra (todos los que pueda) que salen a los lados de la carretera entre la casa y la gasolinera, a diez o quince minutos. Voy vestido de off road, llevo una TTR 600, guardabarros alto y unas ruedas de tacos que no dejan lugar a dudas de mis intenciones. Pero oye, soy muy muy de moto y si me das curvas las disfruto a tope con lo que lleve. Y ya te digo que las disfruto, esos neumáticos se portan genial, ese monocilíndrico de seiscientos parece un bi adelantando los pocos coches que me encuentro, ganas me dan de comprar un par de llantas supermotard con neumáticos de carretera para disfrutar a tope el asfalto de la zona. Un paraíso, oiga.

Llego a la gasolinera con una sonrisa que no me cabe en el casco, lleno unos aprovechados diez litros y cojo la misma carretera de vuelta, con el ojo en las pistas de los lados: salgo, recorro unos metros y me topo con puertas de reja que me llevan a terrenos de paisanos. Otras pistas llevan a caminos peatonales, senderos, por los que me asomo a ver si son pistas abandonadas y retomadas por la naturaleza o senderos ilegales para vehículos a motor. La mayoría son de estos últimos, así que toca parar y dar la vuelta.

moto posando con tractores cortadores de árboles en medio del monte en Gredos
A romper el monte, venga!

Tomo la primera salida y voy encontrando señales de “camino cortado”, pero como veo pista legal yo sigo adelante. Esta es muy reciente, el camino está abierto por maquinaria pesada que destroza todo lo que encuentra a su paso. Cuando encuentro aparcada esa maquinaria en medio del bosque y decido dar la vuelta, empiezo a dar botes porque estoy pasando por encima de árboles cortados. No el tronco caído sino el árbol unido a las raíces y pegado al suelo. Vamos, que casi me la piño yo solito, sin prisas y sin obligaciones pero casi me la pego. No pasa nada, despacito salgo de ese cementerio – el bosque es de todos, rompe tu parte. Una pena verlo así, luego lo rompen las motos y las bicis, en fin, vuelta a la carretera.

Moto posando ante una enorme montaña de árboles cortados
Luego que el monte lo destrozan las bicis y las motos

Encuentro más adelante una pistota gigante, con un depósito de árboles cortados a un lado que se interna en el bosque. La pista parece bastante reciente, se va inclinando y baja hasta el río. Allí casi desaparece al otro lado de un tímido puente que es de todo menos menos nuevo. Voy a la izquierda, el camino espectacular, al lado del río y a rebosar de helechos, árboles plantas de mil tipos. La pista termina en árboles, rocas y follaje: no hay por dónde seguir (es la primera foto del post).

Ok, me doy la vuelta, llego al puente y pruebo el otro camino. De nuevo la pista casi desaparece bajo los helechos, preciosa imagen. Sigo avanzando a ver si llega a cerrar o se abre. Esta vez continúa y llegamos a un claro donde el camino termina y claramente se indica un senderito peatonal que sube entre unas rocas. Fin del camino de nuevo, toca volver sobre nuestros pasos y de nuevo a la carretera.

Moto posando ante un puente en medio del bosque
Esas hiedras abrazando los árboles me ponen los pelos como escarpias

Salgo esta vez por una zona de césped que se ve desde el asfalto. Un claro que me lleva trailear entre rocas, pero justo cuando iba de camino se me cala la moto, ¿eh? arranco, tiro y estoy clavado. ¡Flipa! tengo hundido el neumático trasero hasta el bastidor en un barro negro blandísimo! uf, casi me tienen que sacar, tiro, insisto, giro, aprieto, muevo, acelero, acelero, aceleeero y consigo salir! mucho barro en la moto por una tontería, uf, de esos que no se ven, que están ocultos en el verde como arenas movedizas. Ok, sigo y procuro salir de esa trampa invisible lo antes posible, no me gusta tener un problema serio por tontear, ya me veía ahí estacado con la gente comiendo palomitas desde la carretera.

yamaha ttr 600 en una calzada romana en Gredos
Eso es la calzada romana que más adelante pasará por el Puerto del Pico

Por último cojo una pista ya conocida por haberla pateado de arriba a abajo en modo trekking (paseando por el monte, vaya). La sigo y las vistas desde ella son espectaculares, el Torozo al fondo y día brutal, tiro palante hasta el inicio de la calzada romana esa que llega hasta el Puerto del Pico. Pero es una calzada muy jodida, trialera que no trailera, ya sabes, que en puntos casi te tienes que echar la moto al hombro para seguir subiendo. Ojo, que voy solo, que es la primera salida, que estoy tanteando, no te agobies, ya habrá más oportunidades.

Moto frente a una trialera de piedras

Doy la vuelta y cuando retomo el asfalto aparezco por la entrada norte del mismo pueblo del que salí por la mañana, hace sólo hora y media: brutal, me envidio a mí mismo, ya estoy deseando que llegue el siguiente paseo.

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3 respuestas a “Buscando trail ep 01: Carretera y campo”

  1. Gustavo dice:

    Muy buena entrada
    Gracias por compartir. Después de 27 años soñando con tener una África Twin, ayer hice mi segunda salida por el campo, entre bosques y fue espectacular, tuve un pequeño susto, pero soy novato, ando con cuidado pero a veces la tentación es tan fuerte, pero nada grave, con calma y perseverancia.
    Me acabo de sacar el carné A2. No había conducido nunca una moto, salvo una vespino rosa que robé con mi amigo a un vecino y atropellamos a una vieja cocuando éramos adolescentes. Menos mal que todo quedó en una travesura de adolescentes.
    Muchos años con nostalgia de moto porque mi padre y mi hermano mayor tenían, pero un accidente de un amigo hace 27 años me hizo desistir. Ahora el sueño se está haciendo realidad y quiero disfrutarlo de manera un poco Zen, por así decirlo, me estoy leyendo el libro.
    La verdad es que estoy hipnotizado y me siento identificado con tu entrada, yo paro por los bosques del ambroz, espectaculares… recomendables.
    Ah, y soy de Ávila, conozco el entorno que describes, tengo pendiente unas rutitas cuando tenga confianza, siempre con precaución que en una de esas curvas se salió mi hermano hace muchos años y estuvo varios meses de baja, desde entonces la honda cbr cogiendo polvo está en el garaje…
    Gracias de nuevo.
    Abrazos
    Gus

  2. MANUEL dice:

    Quizas sea uno de los mejores aciertos, que puedas haber cometido en tu vida!!! Una moto sin complicaciones en un entorno bello!!! Tus enemigos ahora no seran los coches que se saltan un semaforo!!! ni los pasos de peatones!!
    Tus enemigos seran el hielo en zonas sombrias!! Pistas que se convierten en senderos, que no llevan a ninguna parte pero que atrapan tus ruedas entre helechos y pinares!!!
    Espero que disfrutes de este enterno,,, dentro de poco gastaremos gasolina juntos dandole la bienvenida a la Primavera en GREDOS.
    Me ha encantado tu narrativa.

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