Montañas Vacías, corazón contento

Llegó la hora de la quedada que habíamos esperado durante meses y ahí andaba yo, tarde y mal. Pegándome con las cinchas y los pulpos, tenía que haber salido hacía casi una hora: “chavales, no me esperéis, nos vemos en Cuenca”.

Tres motos y dos pilotos de espaldas de noche en el monte en Teruel
Sí, lo del árbol es un lunón

Día 1: a tope

Pero los chavales esperaron y esperaron hasta que nos cruzamos y llegué antes a mitad de camino, Tarancón. Allí nos reunimos y seguimos hacia Cuenca, inicio de la ruta que nos llevaría por las Montañas Vacías, Montes Universales, Teruel y hasta algo de Valencia. Cuatro días nos esperaban de trail, polvo y paisajes otoñales, atrás queda el curro y una gripe fuerte que casi me deja en tierra.

Y ahí llegamos, al inicio de la ruta un viernes a las 20h tras más de dos horas de moto (nada de remolques, chacho). Mismo finde del Rally de Cuenca, agárrate los machos! no me jodas que no había más! en fin, suerte que el rally tiraba pal sur y nosotros para el norte, pero estaba la ciudad de coches 4×4 y quads que no había quien se moviera.

Así que de noche y con el monte negro como el sobaco de un grillo, subimos al punto de inicio de ruta esquivando los atascos y cortes provocados por el Rally de Cuenca. Como llegábamos al final de la semana y con el viaje desde casa, habíamos puesto una etapa “corta”: 140 kilómetros, unos 320 km en total con lo acumulado. Si es que vamos buscando la falta.

Tres motos y un piloto de frente en el monte en Teruel
Sí, sí, que das mucha luz, lo que tú digas

Carreteras culebreras y con tráfico, larguísimas rectas de carreteras de hormigón, otras de asfalto bacheado y muy estrechas, total oscuridad y sentir jugárnosla por arañar minutos y kilómetros en lo profundo del bosque. Pasamos por un camping y tube la tentación de parar e insistir, pero los muchachos iban con muchas ganas de hacer noche en un refugio y no quise aguar la fiesta. Seguimos y pronto encontramos otras carreteras más anchas y rápidas, qué bien! con suerte avanzamos en el track, dejamos de jugárnosla y no nos comen los lobos!

Pero cuando pensábamos que quizá la primera etapa estaba hecha con cabeza y esquivando parques naturales, la carretera de montaña por la que íbamos empezó a desaparecer y se convirtió en una pista de grava en obras.

Moto Yamaha TTR en carretera al lado de un cartel que pone Valdelinares Municipio más alto de España 19 kilómetros
Valdelinares, el municipio más alto de España

La iluminación de la TTR era francamente deficiente. Y mira que cuando la compré venía con una luz de led cojonuda, pero los amigos me invitaron a cambiar la bombilla porque a los malos de verde les iba a cantar y me iban a multar. Mucho mejor no ver una mierda pero todo legal, por supuesto.

Así que no me quedaba otra que ir detrás de aquellos que tenían mejor iluminación, la 790 andaba como si fuera de día y la Dominator tampoco parecía tener problemas. El torpe era yo, que entre que no veía nada y que llevaba las presiones de carretera, me sentía realmente inseguro y con varios sustos.

Así que cansado de esa inseguridad en la conducción, de jugármela tanto el primer día en medio de la nada, sin cobertura, frío, noche cerrada (con un lunón impresionante, eso sí, que me daba ganas de apagar mi luz y seguir sólo con la que daba esa luna). Y por supuesto cansado por la semana, mi gripe – ya tenía voz de cazallero – y demás excusas que se te ocurran, en una parada levanté la mano y pedí tiempo muerto.

Tres motos y tres pilotos posando en un camino en el monte en Teruel
Foto de grupo

Hasta aquí

Llevamos dos horas de trail nocturno, siguiendo vuestra luz, comiendo polvo y haciendo equilibrios. Mi garganta y yo vamos a buscar una cama caliente. Atrás quedaba la ilusión de dormir en un refugio que teníamos ya programado. Ya me jodía, pero es que eran las diez de la noche y aún tardarían al menos dos horas más en llegar por caminos y en noche cerrada. Lo siento pero yo me bajo en esta.

Malrrollado por dejar a los chicos pero sabiendo que la situación podría joderme el resto del viaje, tomé una pista que subía hasta una carretera y, en la más absoluta de la oscuridades, alcance un pueblo con un hotel. Era humilde, pero me proporcionó una bendita sopa castellana que me puso en mi sitio, una ducha, una cama caliente y un desayuno que no pude ni terminar.

El anciano encargado del hostal tenía un ochenta por ciento de sordera. Hablar con él era gracioso hasta que te desesperaba. Deja la moto ahí, no hay problema. A ver, tenemos garaje, pero por no abrir la puerta… Oye, te he puesto ahí el gorro (el casco), etc.

Un piloto levantando una cadena mientras otro pasa con su moto por debajo
Pasad, cabrones, que esto pesa!

Día 2: perfecto

Despedida del anciano, gasolina y hora y media hasta el refugio de los chavales. Hacía frío y me encontré varios perros en medio de la carretera, se me partió el corazón con cada uno, son carne de cañón. Todo carretera de curvas hasta el final, largas rectas y dedos congelados hasta que llegué a una pista pegadita al Tajo, tras quince minutos llegué al refugio y ahí estaban, motos cargadas, toda la ilusión y listos para seguir camino!!

Me contaron que habían llegado a medianoche. Tuvieron que volver sobre sus pasos buscando cobertura para avisarme de que habían llegado. Luego fogata y sopas chinas. No durmieron muy allá según contaron, hizo bastante frío.

Así que a calentarse: pisteo, fotos y paisajes. Día 2, 250 kilómetros, paso por Albarracín y final en Teruel.

Piloto y moto KTM 790 Adventure posando de frente en una mina en Cuenca
Sí, pasamos por el salar de Uyuni

Los 7 litros de depósito de la TTR más 2 de reserva me invitan a conocer todas las gasolineras por las que pasamos. Una cerrada nos mandó a otra en la que conocimos a unos chicos valencianos majísimos. Con una Africa Twin, una F 800 GS y una VFR 800 estaban recorriendo la zona que uno de ellos ya conocía de haber venido con la familia en una furgo, pero ya sabes “aquí hay que volver… pero en moto!!“.

De ahí tiramos a comer temprano, era Beteta, un morteruelo de escándalo, oiga. Cafelitos y carretera.

Como teníamos presente que no íbamos a llegar a Teruel ni a hostias, tratamos de hacer algunos recortes y atajos en el track. Y ahí tienes a Sergio con la escuadra y el cartabón (así soy de mayor), recortando y abriendo camino atravesando una mina.

Tres motos junto a un castillo llegando a Albarracin desde la montaña
Abajo asoma Albarracín, Teruel

Dimos unas cuantas vueltas y el resultado fue que tardamos más en buscar el atajo que si hubiéramos seguido el track, pero bueno, vuelta al camino y a zumbarle a ver si llegamos.

Imprimimos un buen ritmo y llegamos desde la montaña hasta el pueblo de Albarracín. Ya sabes, bajando esa trialerilla simpática hasta el pueblo. De ahí cómodamente atravesamos un montón de parajes diferentes, pistas anchas, boscosas, arboladas y rápidas y alcanzamos las bárdenas que dan la bienvenida a Teruel, flipas! hemos llegado de día al destino ¡¡no nos lo podíamos creer!!

Tres motos y dos pilotos posando en un camino entre bárdenas cerca de Teruel
Bárdenas en Teruel

Cervecita en la plaza mientras buscamos techo y esa noche cena homenaje y hasta copillas, así da gusto! Ya te digo yo que eso no volvería a repetirse.

Seguimos la semana que viene, que me lío, esto se está quedando largo y aún quedan muchas fotos guapas que enseñarte!!

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